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La visión principal es realizar una bifertilización (planta y suelo) lo más práctica posible, que permita mantener a cero el uso de cualquier tipo de agroquímico, tanto para producción como para defensa productiva.
Al mismo tiempo, se recuperan los sabores naturales, las texturas del pasado, la turgencia en el paladar, y lo más importante, la duración del fruto el máximo tiempo posible sin conservantes ni colorantes artificiales.
Ésto supondrá la vuelta a los productos del Edén (paraíso terrenal bíblico recién creado el mundo).
Mejor producción y menor coste gracias a la Bioestimulación de las Células Madre Meristémicas*
Los meristemas, o tejidos meristemáticos son los responsables del crecimiento vegetal, (conceptualmente son células madre). Sus células son pequeñas, tienen forma poliédrica, paredes finas y vacuolas pequeñas y abundantes. Se caracteriza por mantenerse poco diferenciado.
Tienen capacidad de división y de estas células aparecen los demás tejidos.
Las plantas, a diferencia de los animales, tienen un sistema abierto de crecimiento.
Esto significa que la planta posee regiones embrionarias más o menos perennes, de las cuales se producen periódicamente nuevos tejidos y órganos.
El nombre del tejido proviene del griego meristos, que significa divisible.
La bioestimulación de los meristemas, hacen que la planta se convierta en una mejor dotada para la producción y su defensa ante plagas y enfermedades.
Para ello, intervienen múltiples facetas de las zeolitas y los biosílices seleccionados, que permiten que la sustitución en segunda generación de una célula indiferenciada, pueda volver a ser meristema, y así multiplicar las capacidades de la planta frente a otra que no posee esta bioestimulación.
La aplicación de biosílices sobre la planta mediante aplicación foliar, no asegura que quede adherido de por vida en el tallo, sino que irá precipitando lentamente sobre el suelo, tan ampliamente como su copa, que mantiene relación sobre el sistema radicular en el suelo, pueda acabar precipitando parte del aporte foliar.
Esta acción provocará una segunda fertilización, asociada a la bioestimulación bacteriana, que permite la recreación de una biorremediación en caso de contaminación, y la movilización de nutrientes naturales procedentes del suelo, además de los procesos de nitrificación natural que permitirán la adsorción de elementos nitrógeno para ponerlos al servicio de la planta.
Ambas situaciones (foliar y radicular), favorecen un crecimiento saludable, la absorción de sílice y otros oligoelementos que trabajan defensivamente contra el estrés generado por el propio cultivo, pero también contra los cambios climáticos, los golpes de calor, la radiación ultravioleta y la proliferación positiva de bacterias benéficas en el entorno inmediato del cultivo.
La conservación está destacada como grupo de mejoras y más valoradas, durante el crecimiento y una vez recolectado FERTIZEL ayuda a retrasar la maduración prematura por la emisión de etileno. Esto permite que los tiempos de conservación natural se amplíen ampliamente.
