El proyecto FERTIZEL persigue, en última instancia, la generación de una agricultura ecológica, donde se sustituyen los fertilizantes químicos y orgánicos (especialmente nitrógeno y fósforo), incluyendo los procesos de riego, desalando y descontaminando las sales polimetálicas, cerrando la puerta a la contaminación difusa derivada de la actividad agrícola.
ADEA ASAJA desarrolla el proyecto dentro de su línea de innovación del Mar Menor (Ver edición Biohacking al Mar Menor y el Campo de Cartagena, 2023), donde se han experimentado y publicado las experiencias previas en el Campo de Cartagena.
El uso de zeolitas y biosílices, capaces de encapsular, inertizar y bioestimular sin dejar huella residual latente, permite una nueva agricultura ecológica que se centra en la movilización de nutrientes del suelo, la estimulación de las células madre de los meristemos de la planta y el refuerzo en su vigor y defensas ante plagas y enfermedades.
Así se ofrece una solución global a un problema fraccionado, determinante en la sociedad actual y complementaria a la problemática del Mar Menor.
La mejora alcanzará también a los frutos, ayudando a obtener mejores calibres, más homogéneidad, mejor textura, resistencia a la conservación, mejor paladar, y también mayor cantidad de producción.
Ésto abaratará costes al agricultor, respetando el medio ambiente y las prioridades europeas respecto a la nueva orientación del mercado “de la granja a la mesa”.
La participación del conocimiento de agricultores y regantes, conjugada con la supervisión científica, otorga el rigor suficiente para que el proyecto piloto sirva de referencia regional y nacional para la descontaminación de suelos, enmiendas, movilización de nutrientes y defensas agroquímicas y orgánicas.
Por tanto, partimos de una solución basada en la nutrición de la planta y no en la genética, antibióticos o refuerzos químicos, que al final, siempre terminan resiliendo en el ser humano.